Lugares que ya no existen / Bar-Bar, el escándalo lo obligó a cerrar
El Bar-Bar, club privado exclusivísimo en Insurgentes inaugurado en 1984 que tuvo que cerrar por un intento de asesinato.
Por Alejandro Pohlenz
Es desafortunado, por decir lo menos, que un lugar haya adquirido su fama a través de la violencia. Recordamos, tristemente, al Charco de las ranas y al glamuroso Bar, a secas (ése era su nombre real, quién sabe por qué al nombrarlo se producía un eco y la gente decía “Bar-Bar”).
¿Qué pasó en el Bar-Bar?
A las 5 de la mañana, el 25 de enero de 2010, a un individuo apodado el J. J., le “ofendió” la presencia de un futbolista paraguayo del Club América. Decía el malandro que Salvador Cabañas le quitaba el trabajo a los futbolistas mexicanos. Seguramente estaba profundamente intoxicado. Pistola en mano, le indicó a Cabañas que pidiera su último deseo y le disparó en la cabeza. Intervino la diosa Fortuna y el futbolista sobrevivió. J. J. recibió 20 años de cárcel (que me parecen pocos).
¿Quién fundó el Bar-Bar?
En 1984 al señor Simón Charaf (fue esposo de Lupita Jones y murió el año pasado) se le prendió el foco y echó a andar el Bar-Bar con el concepto de club privado; o sea, era necesario ser miembro para entrar al establecimiento. La revista Quién lo califica como “el hot spot favorito de Luismi y los famosos”. Citemos a algunas de estas personalidades: Maradona, David Copperfield, Alex Fernández, Thalía, Bon Jovi, Kate del Castillo, Enrique Iglesias, “El Burro” Van Rankin, e incluso Madonna, quien fue al exclusivo antro en 1993.
Yo nunca entré. Probablemente no era tan ilustre como los famosos que acabo de mencionar. Lo que dicen es que, en un momento dado, se convirtió en una mezcla entre la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y la Federación Mexicana de Futbol (FEMEXFUT). En otras palabras, ahí conectaban las actrices con los futbolistas. También explican que el Bar-Bar fue pionero en la proyección de videoclips en las pantallas y que innovó en cuanto a las luces fosforescentes y el neón.
Se habló de que el pleito en el baño fue por drogas (lo mismo se decía en el caso de El Charco de las Ranas y Paco Stanley). La desgracia sobrevino cuando, en 2010, don Simón tuvo que cerrar su creación debido al escándalo del balazo.
Insurgentes Sur 1854, col. Florida, 01030, Ciudad de México.
CERRADO PERMANENTEMENTE