Lugares icónicos CDMX / La Casa de los Azulejos
Decir que un lugar es “icónico” es un poco vacío en una actualidad donde, para los influencers, cualquier cosa es “icónica”; pero un lugar que aparece en el cuadro La entrada del ejército trigarante (Anónimo, CA. 1882), se lo merece con todas las de la ley.
Por Jajo Crespo / Fotos Diego Delso
La historia de La Casa de los Azulejos
La primera construcción, que aún no lucía para nada como La Casa de los Azulejos, fue levantada en el siglo 16, poquito después de la conquista. No se parecía a la actual Casa porque, en realidad, la construcción es la unión de dos casonas señoriales.Después de pasar por un par de manos, la propiedad cayó en manos de Luis de Vivero, el Segundo Conde del Valle de Orizaba. Esto le ganó a la casa el mote de “palacio de los condes del Valle de Orizaba”. Además fueron ellos quienes mandaron unir los dos predios que componen La Casa de los Azulejos.
Sin embargo, la apariencia de la casa se le debe a una de sus descendientes: doña Graciana Suárez de Peredo, Quinta Condesa del Valle de Orizaba. Ella fue quien mandó recubrir el inmueble con azulejos traídos de Puebla en 1737, unos 70 años antes de la Independencia.
Hacia 1881 la casa fue rentada y se convirtió en el Jockey Club de México, una asociación muy exclusiva donde se reunía la élite mexicana durante el porfiriato. Pero, en un giro irónico del destino, la Casa que un día de la nobleza, en 1915 se convirtió por un par de años en la sede de la Casa del Obrero Mundial, una organización anarcosindicalista.
El arte de y en La Casa de los Azulejos
El 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante, al mando de Agustín de Iturbide, entró triunfal a la Ciudad de México. Este evento fue estampado en una acuarela anónima conocida como La entrada del ejército trigarante que hoy decora La Casa de los Azulejos.En un arranque hipermodernista, uno de los desdoblamientos astrales de Manuel Gutiérrez Nájera, el Duque de Job, inmortalizó el Jockey Club en el poema titulado “La duquesa Job”:
Desde las puertas de la Sorpresa
hasta la esquina del Jockey Club,
no hay española, yanqui o francesa,
ni más bonita ni más traviesa
que la duquesa del duque Job.
En el interior de la Casa se puede encontrar el mural Omnisciencia de José Clemente Clemente Orozco. El mural le fue encargado por su mecenas Francisco-Sergio de Yturbide e Idaroff.
En el salón principal se encuentra el mural Pavorreales que, se dice, fue pintado por el artista húngaro Pacologue (aunque no está tan chido como el de Orozco).
La actualidad
El 9 de febrero de 1931, en plena Guerra Cristera, el inmueble fue declarado monumento nacional para preservarlo. Pero, por alguna extraña razón, hacia 1970 la Casa fue adquirida por los restaurantes Sanborn’s, a quienes aún les pertenece. La cadena restauró el lugar que había sido dañado por los sismos y lo convirtió en uno de sus restaurantes, al que aún podemos ir a recordar todas las vueltas que da la vida mientras vemos aquel mural de Orozco.
- Dirección: Av Francisco I. Madero 4, Centro Histórico de la Cdad. de México, Centro, Cuauhtémoc, 06500 Ciudad de México, CDMX
- Horario y días de operación: diario de 7 a.m. a 1 a.m.
- Ideal para: comida, desayuno, tomar café y admirar el lugar.
- Tipo de comida: mexicana..
- Pago: efectivo y tarjetas
- Accesibilidad: sí.
- Estacionamiento: no
- Reservaciones: no es necesario.
- Transporte público cercano: metro Bellas Artes, Zócalo, San Juan de Letrán.
- Pet friendly: no
- Adecuado para ir con niños: sí.
- Opciones veganas: no.
- Precio de la cerveza: 50 pesos.