Guía de lugares que ya no existen / El Ranchero, la cantina más antigua de Aguascalientes.
Se dice que la cantina tenía un dicho: “seremos los que estemos… y estaremos los que somos”. Hoy, El Ranchero ya no es, ni está.
Por: Jajo Crespo / Fotos Aguascalientes AYER Y HOY
En internet la buscan los ecos de opiniones lejanas, la mayoría del 2019: “excelente servicio”, “padrísimo”, “excelente botana”, “cantina de antaño”, “la cantina más antigua y con mayor tradición”. Y, sin importar el cariño, un letrero inexorable de Google grita una sentencia bajo las fotos del lugar: “Cerrado permanentemente”.
El Ranchero fue la cantina más antigua de Aguascalientes mientras estuvo en funcionamiento. Se ubicaba en la Zona Centro, en la esquina de Ignacio Zaragoza y Cinco de Mayo, desde su inauguración en 1888. Para que te des una idea de su antigüedad, El Ranchero ya servía tragos en el segundo mandato de Porfirio Díaz (1884-1911); sobrevivió al Porfiriato, a la Revolución, al Maximato, a la Guerra Cristera… y se vino a estrellar con una pandemia.
Por esa larga tradición, no es de extrañar que los hidrocálidos la añoren, como el guía local de Google El Machete, quien opinó hace tres años: “La cantina más antigua y con mayor tradición. Aunque te hayan clausurado sigues en mi corazón.”
¿Qué le pasó a El Ranchero?
La información es escasa, no hay comunicados oficiales y no hay forma de culparlos, ¿cómo dirías al público que un día se termina una historia de más de 130 años? No hay forma sencilla de hacerlo.De forma terrible, al buscar el nombre de la cantina saltan dos noticias: la primera dice que en el 2019 una persona, herida con arma de fuego, se refugió en El Ranchero; la segunda, habla sobre un operativo en el 2020 que terminó con la clausura del lugar. A pesar de la falta de información oficial, con estas noticias se pueden hacer un par de suposiciones. Tal vez El Ranchero no pudo soportar la ola de violencia que vive el país desde hace unos años. Tal vez después del operativo y en plena pandemia no tuvo la fuerza para levantarse de los golpes. Tal vez, solo tal vez, un día se dio cuenta que estaba cansada, que le pesaban sus 132 años de vida y al intentar levantarse cayó y, como Pedro Páramo, “dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras”.