Guía de cantinas en CDMX: La Dominica, una cantina clásica en serio
Las puertas abatibles nos llaman, como si en el vaivén de sus bisagras pronunciara el mantra que nos permite acceder a un espacio detenido en el tiempo o, tal vez, a un lugar donde el tiempo se convierte en la tortuga que necesitamos que sea
Por Jajo Crespo / Fotos: Archivo Casasola y Food Police
En una ciudad caótica donde parece que a esa tortuga le pusieron ruedas y motor, es un alivio encontrar La Dominica resistiendo al vertiginoso cambio con sus 121 años, cumplidos el 8 de marzo.
No nos gusta mentir por convivir: la comida de la Dominica no te va a cambiar la vida ni sus tragos son el elixir de la eterna juventud, aunque así te hagan sentir por lo bien servidos que llegan. El día que fuimos la botana fue entomatado, taco de hígado y sopa de verduras. La verdad es que La Dominica es una cantina tradicional que cumple con lo que promete: ser un documento viviente de la experiencia cantinera de la Ciudad de México. Solo al entrar, la caja registradora mecánica, de más de cien años, comenzará el trayecto hacia esa tradición. Y el viaje continúa con la barra que exhibe detrás las botellas, el mosaico café de terraza que adorna el piso y el acomodo de las sillas contra las patas de las mesas de madera: clásico de cantina. Pero aún más clásicos son los soportes para vasos en las patas de la mesa, justos para limpiar la mesa y echar una partida de dominó.
La magia de La Dominica radica en que no se trata de una estética impostada, sino que es una cantina llena de historia que, de acuerdo con los cantineros, pertenece a la misma familia desde su fundación. Recibe su nombre por la cercanía a la Plaza de Santo Domingo, uno de los espacios más antiguos de la Ciudad, donde —se dice— estuvo la casa del tlatoani Cuauhtémoc.
Nadie le puede ganar al tiempo y el paso de los años se siente en los baños y algunos detalles de la cantina, pero, ¿quién podría culparlos? A final de cuentas, la tortuga siempre le gana a Aquiles, ¿no? Pero, mientras La Dominica esté de pie y resistiendo, siendo testimonio de una época ajena, cruzar por esas puertas será un placer histórico, un privilegio de turismo temporal.
Lo que no nos gustó tanto
Le podrían echar un poco más de ganitas a la limpieza de los baños, aunque puede que sea parte del aura del lugar. Queda a criterio del lector.
- Dirección: Belisario Domínguez 61 planta baja, Centro, 06010 Cuahutémoc, CDMX.
- Teléfono: 5555127977
- Horario y días de operación: lunes a domingo de 1:00pm a 10:00pm
- Ideal para: almuerzo y comida.
- Tipo de comida: comida mexicana casera y una que otra sorpresa.
- Pago: efectivo y tarjetas
- Accesibilidad: La entrada no es problema, pues está a ras de calle; sin embargo, el espacio interior podría ser reducido para sillas de ruedas.
- Estacionamiento: no
- Reservaciones: no es necesario
- Transporte público cercano: metrobús República de Chile
- Pet friendly: no
- Adecuado para ir con niños: Si, el día que fuimos había una familia completa comiendo con todo y niños
- Opciones veganas: no.
- Precio de la cerveza: $55.00