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Lugares que ya no existen / Waikikí y los primeros escotes nocturnos


Un cabaret es una lluvia de recuerdos, un tormento de emociones, un romance de luces, un recuerdo de copas, amor y aventura. Waikiki fue un cabaret que dio forma al encanto de la vida nocturna de CDMX durante la primera mitad del siglo XX.
Lugares que ya no existen / Waikikí y los primeros escotes nocturnos

Por: Youyi Mayora Eng

Fotos cortesía: Mediateca INAH

¿Qué es lo que hacen en un cabaret?

A una cuadra de Reforma, las luces y el olor a curiosidad y aventura del Waikiki invitaron durante casi dos décadas a todo aquél que se atraviese a ser encantado por la magia de su interior. Escotes, tragos, bailes y música prometían una lluvia de secretos olvidados por la amnesia que prometían unas copas de más. Fueron demasiados artistas los que desfilaron por su escenario: María Félix, Cantinflas, Tin Tan, Jorge Negrete, Agustín Lara, Los Panchos, la lista es infinita. Con semejante cartelera no podemos entender a los habitantes de aquella época que nunca entraron al Waikiki.

José Mocelo Andrade, un gallego de la guardia del Rey de España, tuvo que haber soñado con las aventuras de ultramar de sus antepasados del siglo XVI. En esa ferviente juventud de impulsos y energía, partió a La Habana, Cuba en donde conocería los encantos de la rumba, de la humedad, del trago y de la poesía que envuelve a Latinoamérica en bailes, música, sudor y sonrisas. Para la suerte de los habitantes de CDMX, Mocelo llegó a tierras mexicanas y de inmediato comenzó a trabajar como mesero. Dada su experiencia en tierras caribeñas, nuestro personaje decidió emprender su propio negocio sin saber que sería el fundador de uno de los cabarets más simbólicos de la vida nocturna del siglo XX.

El final y el último telón.

En 1954, durante el gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines, una lluvia de acusaciones de actos inmorales y de delitos casi a diario, fue determinante para la clausura del memorable cabaret Waikiki. Todas las historias que envuelven a la vida nocturna son propensas a la calumnia, pero eso es producto del cambio de época, y del paso del tiempo. No sabemos si las razones de su clausura fueron ciertas o válidas, lo que sí sabemos, es que la historia del cabaret mexicano no podría entenderse sin la magia de la vida nocturna que aportó el Waikiki a la memoria eterna de esta ciudad.

 

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