Guía de trampas para turistas/ las terrazas del Zócalo
Las manos se extendían hacia mi cuerpo como si me estuviera guiando Virgilio por los alrededores de la plancha del Zócalo.
Por: Jajo Crespo / Foto Luis Andrés Villalón Vega
Y yo, que he sido estafado por el juego de la bolita y los canarios clarividentes, me mantuve con Dante: la mirada al frente sin permitir que las almas me atraparan. En realidad yo no andaba por ningún círculo del infierno. Las ánimas eran trabajadores de las diferentes terrazas/restaurantes que se ubican en los alrededores de la plancha y trataban de convencerme de pasar a comer.
Entonces recordé las múltiples malas experiencias con estos lugares que se han hecho virales. Todas llevan el mismo tenor: una persona te convence de subir al restaurante, te dice que la comida sale en cien pesos, pero cuando llega la cuenta te percatas de que el total rebasa los mil pesos por unos chilaquiles y un refresco. Sabemos que no todas las terrazas funcionan así, pero, aquí como en la Biblia, pagan justos por pecadores. Así que, para que a ti no te sorprendan, te preparé unos consejos:
1.Guarda espacio para la sorpresa pero ve con un plan.
Si planeas dar una vuelta por el Palacio Nacional, el Templo Mayor o simplemente quieres conocer el Zócalo, ten en mente dónde vas a comer antes de ir. Es bueno dejarte sorprender por la ciudad: tal vez un huarache toluqueño en la explanada del Zócalo o unas papitas con salsa Valentina, pero una mala sorpresa puede arruinarte un día de vacaciones. No te dejes convencer por los precios baratos que escucharás, mejor prepara una visita a alguna de las opciones que Food Police recomienda. A unas cuantas cuadras de ahí, por ejemplo, podrás conocer una cantina mexicana con más de 100 años de vida: La Dominica, de esta ya publicamos un artículo.
2.No aceptes los menús impresos que te ofrecen.
Si vas caminando, alrededor de la plancha del Zócalo habrá vendedores ofreciéndote menús pero no los aceptes. Suena rudo, pero toma en cuenta que estas personas suelen ser muy persuasivas y, si permites que te aborden, es posible que te convenzan de subir a su restaurante.
3.No confíes en precios que suenen demasiado buenos para ser verdad.
Si ya te abordaron, seguramente intentarán convencerte ofreciendo precios que en un principio te parecerán baratos, pero, debes recordar que ese es el gancho. Una vez en el lugar, querrán cobrar “entrada”, “cubierto”, “asiento”, “propina” y cualquier categoría que se te ocurra. También es posible que eviten estos métodos para evitar problemas con la autoridad, pero, ¿qué tal los grises de la ley como cobrar casi 400 pesos por una cerveza?
4. No subas a las terrazas.
Este es el punto más importante. Muchos usuarios en redes sociales que cayeron en estas trampas reportaron que, una vez dentro del lugar, los trabajadores amedrentan a los clientes que se niegan a pagar. Evita que un mal rato te arruine el día de turisteo y mejor no subas al restaurante.
La Ciudad de México recibe alrededor de 14.5 millones de turistas al año. No es una cifra sorprendente si tenemos en cuenta la cantidad de historia que vive entre las calles. En esta ciudad convive la prehispanidad, la arquitectura barroca, los edificios funcionalistas y una gastronomía que es la pugna interminable entre tradición y actualización. Confía en nuestras, visita los sitios que Food Police recomienda y evita las trampas para turistas.